miércoles, 1 de enero de 2020

¿Qué aprovechará

 al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?


Que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor...


Nuestra vida es como una rueda que va en sentido único

Si usted anunciara una conferencia sobre el tema «Cómo vivir bien», sus auditores esperarían que hablase sobre dietética, deporte o higiene de vida. Muy pocos pensarían en temas como la fidelidad, la honestidad, la generosidad, y mucho menos en el respeto a Dios y a su voluntad. Nuestra época invirtió los valores y presenta como imperativo cosas que no lo son realmente, y como obsoleto lo que es fundamental.
Sin embargo, es vital saber vivir bien, a la manera de Dios. Nuestra vida es similar a una rueda que va en sentido único, que no vuelve atrás. Necesitamos, pues, encontrar la buena dirección; aún mejor, dejarnos guiar por Dios mismo, y cesar de correr tras objetivos estériles.
Jesús vino a la tierra para darnos a conocer el camino de la verdadera vida. Dios nos traza ese camino en su Palabra, la Biblia. El Creador sabe lo que es mejor para nosotros en todos los ámbitos: psíquico, físico y espiritual. Si escudriñamos su Palabra y la ponemos en práctica, tendremos una vida abundante, mucho más rica que si hubiésemos invertido en valores terrenales.
El origen de esta vida fecunda es Dios Padre y su Hijo Jesucristo, quien vino a la tierra para salvarnos. Esta vida es dada a todo el que cree en Jesús. Él mismo proclamó en alta voz: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38).